Desde que el hombre es hombre ha sentido la necesidad de expresarse.
El Dibujo es anterior a toda forma convencional de lenguaje, hasta que, evolucionado y enriquecido, se convierte en base de toda creación, ya sea pictórica, escultórica o de diseño.
El primer estadio del dibujo es el del conocimiento mediante la observación – «aprender a ver»- comprender, confrontar y conocer y en la cima de todo: la creación artistíca, expresión intima, personal y reflejo del pensamiento.

El uso de la pintura al oleo puede especularse que fué utilizada por el hombre primitivo mezclando grasa animal con pigmento.
A lo largo de la historia fue utilizado en la Edad Media a modo de técnica mixta con el temple o el fresco.
La pintura ligada en estos momentos con la Alquimia y su hermetismo nos deja pocos datos a no ser por El Tratado del monje Teófilo, entorno al 1100 d.c. en el que se hace referencia a la «formula» del oleo.
A principios del siglo XIV Jan Van Eyck (1390- 1441) probó a aglutinar los pigmentos del temple al huevo con aceite de linaza y barniz blanco de la ciudad de Brujas. En ese instante nació la Pintura al óleo como técnica única, desencadenando una revolución que corona como reina indiscutible al oleo por su versatilidad, permanencia cromática y vivacidad del color

El ser humano en los albores de la civilización utilizó el barro, en material blando, dúctil y flexible que se endurecía con el fuego, para realizar las primeras formas utilitarias, como el vaso campaniforme de los que algunos datan del 2.000 a.c.
La técnica del Modelado se encuentra en estrecha relación con la Cerámica y la Escultura, teniendo como común denominador El Barro.
Con este elemento base tan pobre aprenderemos a expresarnos describiendo, formas, texturas y volúmenes, con sorprendente precisión y vivacidad.